Lo primero que quiero decir de esta película para que ningún despiadado-hombretón-machote se preste a engaños, es que peca de ser demasiado blanda. Es más Disney que La Dama y el Vagabundo.
Y es que el guión está basado en una novela juvenil, por lo visto un clásico en los paises sajones que obligan a leer en el colegio, en la que un caballo (animalito, sólo le falta hablar) pasa por las manos de una serie de personajes que darán lo mejor de sí mismos en las situaciones más adversas, con la Primera Guerra Mundial como telón de fondo.
Ahora bien, ese es su único pero, el resto es una obra maestra del cine en la que Steven Spielgber nos demuestra su maestría plano a plano, escena tras escena. Espectaculares vistas de la campiña inglesa, bucólicos pueblecitos y granjas, increibles campos de batalla recreados como sólo este cineasta sabe hacerlo, rodada de forma soberbia, con una banda sonora de la que sólo hay que decir que está compuesta por John Williams,... y con homenaje al final a Lo que el viento se llevó (sólo falta oirse la mítica frase de Escarlata O'Hara).
Cuando termina le película sales del cine con una sensación de paz y felicidad que pocas cintas logran. Te recuerda por qué amamos al cine y sientes la necesidad de abrazar a tu compañero de butaca, aunque no lo conozcas de nada. A mi no me gusta sufrir sin motivo (bastante tengo con el Betis), me gustan las películas que me hacen sentir bien!
Spielber, a sus 65 años no necesita demostrar nada, es un genio y punto. Por eso se permite la licencia de ofrecernos esta película que no llega a ser Salvar al sodado Ryan, pero Sigue siendo un grandísimo largometraje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario