Uno de mis platos favoritos de la temporada otoñal es el cocido con calabaza y habichuelas, un plato arcaico, de corte clásico, sobrio o barroco según los medios adquisitivos. De origen popular, ha alcanzado los honores de aristocrático. Versátil adhocista, sus múltiples variedades reflejan el clima invernal andaluz, corto pero intenso, y la cultura en que se ha desarrollado como especialidad local (cada pueblo tiene su propio toque). Su árbol genealógico muestra el parentesco con la “adafina” judía, los potajes marroquíes, los couscous norteafricanos, los “pucheros” y “ollas” de la América Latina y los pot-au-feu europeos. Es un solo plato que al servirlo se desdobla en dos: los garbanzos con las habichuelas y la calabaza y, a parte, la “pringá”.
Ingredientes:
(Para 4 personas)
250 gr. de garbanzos
500 gr. de calabaza
200 gr. de habichuelas
½ de carne de cerdo
100 gr. de tocino fresco
100 gr. de tocino de papada
1 morcilla serrana
3 ó 4 cucharadas de aceite
2 cucharadas de pimentón
Sal
Preparación:
Poner en remojo los garbanzos el día anterior.
Poner 2 vasos de agua en la olla y una vez esté caliente, introducir en ella los garbanzos, la calabaza cortada en trozos, las habichuelas, la carne de cerdo, el tocino fresco y de papada, la morcilla, el pimentón, el aceite de oliva y sal.
Cerrar la olla y cocinar hasta que los garbanzos estén tiernos. (30 minutos en la olla rápida, una hora en la olla express, y 2 horas en la normal). Servir los garbanzos con las habichuelas, la calabaza y a parte la “pringá”.
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