martes, 2 de agosto de 2011

Analizando a los Coen, cap. 2: Un Tipo Serio

Estamos sin duda ante la cinta más extraña de los Coen, aunque para muchos sea la más sincera. Está claro que el portentoso tándem no busca hacer nuevos amigos con esta película y si no eres fan de ellos, posiblemente te parezca aburrida. Por el contrario, si lo eres, verás todo su universo puro y duro, te apasionará su maravillosa estética, te emocionará cómo transforman en algo excéntrico cualquier detalle cotidiano, disfrutarás con sus diálogos y con sus magníficas interpretaciones, ... a pesar de todo, sigue siendo una película inconfundiblemente Coen.

Es una comedia agridulce, inspirada por “el principio de incertidumbre”. Ellos saben, y el personaje principal lo demuestra, que cuando las cosas van mal… aún pueden ir a peor. A veces no hay desenlaces ni hay un porqué: nos lo dicen en el prólogo, (un segmento que podría funcionar como cortometraje independiente) y nos lo dicen en el abrupto final de la película.

Cabe destacar la explosiva expresividad formal de la cámara. Aquí los sueños lo son antes de serlo, los fumaos van muy fumaos, los feos son muy feos, los judíos muy judíos, los viejos muy viejos y las desgracias el colmo del humor negro. Perfecta y minuciosa ambientación, que va desde el atrezzo (me encantan todas las gafas que aparecen), a la peluquería, incluso al barrio de los protagonistas. Y, como halago adicional, mencionaré la magnífica banda sonora, un lujazo. A destacar la música que ameniza la historia del dentista.

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