viernes, 19 de agosto de 2011

Analizando a los hermanos Coen, cap. 4: No es país para viejos








































No es país para viejos es una suprema combinación de guión y talento en la dirección. Como resultado, una de las mejores películas de los hermanos Coen, llamada a convertirse en un clásico, (si no lo es ya).

En el paisaje tejano de principios de los ochenta, lleno de traficantes mexicanos y asesinos a sueldo, la épica del lejano oeste ha terminado para dejar paso a tragedias tan prosaicas como en la que se ven envueltos estos personajes en torno a un botín del narcotráfico —propio de “delincuentes y drogas”, tal y como dice un cansado policía de la frontera interpretado magistralmente por Tommy Lee Jones.

Hay que destacar, sin duda, el personaje que interpreta Bardem, (quien, por otra parte, no es santo de mi devoción por cuestiones que no vienen al caso); aquí hace el papel de su vida, con su piel pálida y el peor corte de pelo del mundo, está estupendo en su rol, un monstruo que será recordado durante años; detrás de sus ojos se oculta el mal, revestido con un perverso sentido del humor. 

Para quien no la haya visto aún, no se a qué está esperando; a los que sí, les invito a verla de nuevo. Es de esas películas en la que el cúmulo de situaciones grotescas, a veces trágicas, a veces cómicas, hace que se puedan ver una vez, y otra, y otra, ... sin que te canses de ella, (como también ocurre, por cierto, con nuestra peli favorita, Pulp Fiction).

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